miércoles, 19 de septiembre de 2012

Canciones más conocidas


1. Adiós al mundo - Hermanos Quintero (Barbosa, Antioquia, Colombia) 1991
2. Adiós amor - Hermanos Patiño (Colombia)
3. Amenazas no - José Liz (Colombia)
4. Amor amor amor - Pedro Mejía y el Conjunto de Ricardo González (Colombia)
5. Bebiendo hasta mañana − Los Quiteñitos, Pedronel Isaza y Evelio Marín (Colombia)
6. Borracho me han de enterrar - Isaza y Nova (Colombia)
7. Borracho perdido - Los Hermanos González (Colombia)
8. Buscando olvido - Los Campanarios (Colombia)
9. Carbones encendidos - Los Romanceros del Norte (Colombia)
10. Cariño falsario - Los Campesinos (Colombia)
11. Castigo Fatal - Rodrigo López (Colombia)
12. Celos duda y rencor - Los Campanarios (Colombia)
13. Con licor no se olvida - Los Campanarios (Colombia)
14. Con qué me pagas - Los Rancheros, Neftalí Álvarez y José A. Bedoya (Colombia)
15. Consejo amigo − Merchán y González (Colombia)
16. Corazón de roca - Mario Rodríguez (Colombia)
17. Desengáñame mujer - Los Trovadores De Oriente (Colombia)
18. Desesperación - Alejandro Sarrazola (Colombia)
19. Dos amantes queridos − Dueto Flórez Romero (Colombia)
20. El barco ligero - Los Gorriones (Colombia)
21. El turpial no canta ya – Los Hermanos Valencia (Colombia)
22. En un tiempo - Los Ermitaños (Colombia)
23. Era un domingo − Los Alegres Cordillera (Colombia)
24. Eres linda - Los Esmeralderos (Colombia)
25. Escaleras de la cárcel - Dueto Danubio (Colombia)
26. Estoy bien - Los Camperos (Colombia)
27. Estoy de farra - Los Camperos (Colombia)
28. Humo y licor - Los Camperos (Colombia)
29. Ingrata mujer - Dueto Kirama (Colombia)
30. Interrogante − Los Reales (Colombia)

jueves, 13 de septiembre de 2012

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Autores Representativos


Biografía de Sánchez y Gómez:
Jesús Alberto Gómez Betancur nació en la población de Cisneros (Antioquia) el 6 de diciembre de 1934. En la familia, compuesta por padre, madre y tres hijos varo¬nes, no había antecedentes musicales; cuando Alberto cumplió 16 años, fue a la vereda Sabanalarga cerca de su pueblo natal y una señora le ofreció una destartalada guitarra, que al final fue comprada por Carlos, su hermano mayor, que a la postre fue el único de los tres que no aprendió nada de música. Viendo la guitarra abandonada, Alberto comenzó a pul¬sarla; en las noches se iba a escuchar y observar los escasos guitarreros de su pueblo y a éstos les aprendió algunos tonos y posiciones musicales... y se iba a su casa a practicarlos. Alberto compró una guitarra mejor y se unió a José Olarte, quien tocaba tiple y también era natural de Cisneros; comenza¬ron a ensayar y a los pocos días tocaban en reuniones y cantinas canciones de Guillermo Buitrago y otros contemporáneos y Jor¬ge, hermano menor de Alberto, los acompañaba con las ma¬racas. Cada vez que alguien hacía una parranda en la casa, siempre decía: -Traigamos al Trío Cisneros. Porque ya se llamaban Trío Cisneros y eran quienes anima¬ban los paseos que se hacían a todos esos sitios hermosos de recreo que tiene esa querida tierra; al mismo tiempo, los tres músicos pueblerinos "jornaleaban" en el campo y en el área ur¬bana. En 1955 toda la familia Gómez Betancur se trasladó a la ciudad de Medellín y concretamente al barrio Manrique; ahí fue cuando Alberto conoció al también guitarrista y cantante Jaime Sánchez. Con César Valencia, su hermano Jorge y Jaime, Alberto hacía ensayo y tertulia todos los domingos; como en esos días estaba presente todavía el furor antioqueño por las vueltas ciclísticas al país, César sacó una letra alusiva a este tema y la llamó Los ases del pedal. Le pusieron música, la llevaron a Discos Colombia donde inmediatamente la grabaron y como dicen ellos ¡Eso fue un palazo! En esta grabación los cantantes principales fueron Jaime y Alberto y por eso en el sello del disco aparecieron como intérpre¬tes: Sánchez y Gómez. Unos meses más adelante Sánchez y Gómez grabaron dos canciones parranderas tituladas El pobre Luis y El abejorro, que también fueron grandes éxitos. A propósito de El pobre Luís, dice Alberto Gómez, su autor, que éste se lo compuso a un amigo que se iba a casar con una mujer muy "jodida" y al cual todos le manifestaban que no se casara con esa muchacha, pero el bobo decía que no "que esa mujer era diferente a las demás". Se vendió tanto El pobre Luis, que con las regalías, que fueron quinientos pesos, Alberto Gómez hizo media casa; ¿cuántas casas harían los dueños de la disquera? Al año siguiente Alberto compuso los corridos Soy huerfanito y En las tabernas; los grabaron Sánchez y Gómez, ¡y éstos sí que se vendieron!; como fueron hechos para el sello Lyra de Sonolux, allí les colaboró en el bajo el maestro Luis Uribe Bueno, antiguo bajista de la Orquesta de Lucho Bermúdez, también estu¬vo José Olarte en la guitarra marcante, Jorge Gómez en las mara¬cas y César Valencia en la guitarra armonizante. Después graba¬ron el porro Compro palos de escoba, El tominejo, Triste sin madre en ritmo de pasillo, el valsEl viejo y corridos como Cari¬ño vano, Mujer ingrata, Creída y vanidosa, Corazón de roca, Tu desdén, Huérfano y triste, La copa del suicida, Murió mi madre, Mi corazón es macho, Me desprecias, Olvídame si quieres, Sin regreso, Soy muy macho y muchos otros que hi¬cieron muy grande este dueto. Sánchez y Gómez con el cantante y compositor Miguel Ángel Nova, también grabaron una canción de Alberto Gómez llamada La gorda, en homenaje a la escultura del maestro Fernando Botero ubicada en el Parque de Berrío.

Biografía de Las Dalias:
Primera Voz, Blanca Obdulia Bedoya Sánchez nacida en Ebéjico, Antioquia, Colombia, en Octubre 30 dé 1949.
Segunda Voz, Donelia Bedoya Sánchez nacida en Ebéjico en Febrero 2 de 1963. Estas hermanas Bedoya Sánchez, son hijas de Don Luis María Bedoya y Dña. Blanca Alicia Sánchez.
Creadoras de un estilo muy particular dentro de la música Campesina y triunfadoras con "ABANDONADA" su pri­mer disco y después con "AVE VIAJERA" y "AVENTU­RERA" canciones que han traspasado nuestras  fronteras y seguirán sonando por mucho tiempo.
LAS DALIAS grabaron su primer larga duración en DISCOS COLON en 1986, las 14 canciones incluidas en este LP, fueron los corridos Amarnos por siempre, tendrás tu castigo, saliste de mi pecho, no te guardo rencor, aventurera, la vas a pagar y a pesar de tu engaño; y las rancheras ave viajera, nací para quererte, eres cobarde, adiós para siempre, eres basura, me reiré de ti y bastante licor. Todas de la autoría de Blanca Obdulia Bedoya “LULA”, canciones que nacieron allá en "SEVILLA, EBÉJICO".

sábado, 8 de septiembre de 2012

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Historia de la Guasca


A continuación encontrarás la introducción del libro "música del pueblo pueblo" de Alberto Burgos Herrera y la cual narra cómo surgió la música guasca (otros la llaman música de carrilera) en el departamento de Antioquia, Colombia. Luego de la introducción el libro nos trae las biografías e historias de los artistas más representativos de este género musical que fue inspirado por las rancheras, corridos y huapangos mexicanos; tangos, valses, tonadas, zambas y pasillos argentinos; y pasillos y boleros ecuatorianos y peruanos que eran escuchados por la población campesina de las décadas de los años 1930 y 1940 (y hoy se siguen escuchando); campesinos que decidieron hacer rancheras, corridos, tangos, boleros, pasillos, etc. pero a su propio estilo, desarrollando así la música guasca, campesina o montañera. Música cuya evolución desenvocó en lo que a finales del siglo XX y en lo que va del siglo XXI hemos llamado música popular (representada por artistas como Darío Gómez, Luis Alberto Posada, El Charrito Negro, etc y de los cuales podemos ubicar sus primeras canciones en el marco de la música Guasca donde predominaba la guitarra, luego añadieron otros instrumentos como la trompeta y el violín dando origen a la hoy llamada música popular o ranchera) INTRODUCCION Cuando en Colombia se dio la violencia partidista de los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado, cuando a uno lo mataban por liberal o conservador, mucha gente abandonó el campo y lle¬gó huyendo hasta las ciudades cabeceras de departamentos. Aquí en Antioquia particularmente llegaron a Medellín y como pudieron, estos nuevos habitantes de la ciudad se ubicaron en sus laderas. Todos los desplazados de ese entonces que venían del norte se asentaban en Bello, los que venían del sur se ubicaron en Itagüí y Guayabal y los de Dabeiba, Mutatá, Frontino y pueblos vecinos, llegaban a Medellín por el occidente y lo primero que encontraban era el barrio Robledo y por lógica muchos se quedaron en Roble¬do, pues hasta temor les daba penetrar en ese misterio que para ellos era la gran ciudad. Estos nuevos pobladores se ubicaron en sectores de Roble¬do como La Cuchilla, El Pesebre y Blanquizal. En ese entonces nosotros vivíamos en la calle 63 con la carrera 84 de dicho barrio, que era paso obligado para los habitantes de estos sectores. A todo el frente de nuestra casa, don Alejandrino Pulgarín montó un negocio llamado Tienda Mixta Sinfonía, que en realidad era una cantina, pero que hábilmente, con yucas y papas Alejandrino dis¬frazaba de tienda. Sobre todo los sábados, este señor que procedía de Frontino, atendía a los paisanos que se habían desplazado por la violencia. Ese día se reunían allí veinte, treinta y hasta más contertulios, todos con sus ruanas, sombreros y machetes terciados; todos tomaban cerveza y aguardiente y en muchas oportunidades resultaban peleando y sacando a relucir sus utensilios cortantes de trabajo. La música que se escuchaba en la tienda de Alejandrino, a nosotros nos tocaba oírla quisiéramos o no, pues como ya les dije ésta quedaba a todo el frente de nuestra residencia. Allí escuchá¬bamos a Ray y Lupita, Lydia Mendoza, las Hermanas Padilla, Los Madrugadores, Los Relicarios, Los Trovadores de Cuyo, el Con¬junto América y muchos cantantes y grupos más; allí fue donde supe, siendo apenas un niño, que a esto se le llamaba música guasca, que guasca quería decir montañero y que esta era la música que escuchaba el campesino total, en este caso, Alejandrino y sus con-tertulios. En esos años cuarenta y cincuenta, nuestro campesino que vivía perdido en las montañas, sólo recibía comunicación con el mundo a través de un radio que existía en todas las casas de cam¬po. En ese entonces la música que dominaba en los discos y en las
emisoras, era la música mexicana con todos sus corridos, huapangos y rancheras; y por ende, nuestro campesino eso era lo que escuchaba. Como el corrido y la ranchera son géneros musicales relativa¬mente fáciles de interpretar, cuando nuestro campesino llegaba en las tardes a descansar, en el radio de su casa escuchaba la canción mexicana y enseguida bajaba la guitarra o el tiple y trataba de interpretarla. Así empezaron muchos de nuestros músicos campe¬sinos y con seguridad ninguno pensó que estaba creando el estilo antioqueño de la música mexicana. Como decía, todos nuestros campesinos en sus radios co¬menzaron a escuchar las rancheras, los corridos y los huapangos de Los Madrugadores, de la familia de Lydia Mendoza, a la pro¬pia Lydia como solista, Chicho y Chencha y una agrupación acom¬pañante y famosa llamada Los Costeños; esto ocurría iniciando los años treinta del siglo pasado, pero dice el hombre de radio Gustavo Escobar Vélez, que en 1938 ya se escuchaban las Her¬manas Padilla, Lorenzo Barcelata, Los Trovadores Tamaulipecos, Tito Guizar y luego Jorge Negrete, el Trío Calaveras, el Dueto Azteca, Las Palomas y todos, absolutamente todos, cantaban rancheras, corridos y huapangos. Además, según el periodista Óscar Peláez, empezaron a lle¬gar películas como: Allá en el rancho grande, Amapola del camino, Mis dos amores, De México llegó el amor, Qué lindo es Michoacán, Amores de ayer, Adiós Mariquita linda, Como México no hay dos, El gallero, En los altos de Jalisco, Ahí viene Vidal Tenorio y De ranchero a empresario, protagonizadas por Tito Guizar. En todas estas películas predominaba y se imponía la música folclórica mexicana; por esta razón el ciudadano nuestro y sobre todo el campesino nuestro, fue queriendo esa música y no se que¬dó contento con escucharla, sino que después la cantó y luego hizo sus propios corridos y rancheras. En ese tiempo el cine mexicano pasó a ser el más importante para Latinoamérica y todas esas producciones aztecas venían impregnadas de música folclórica mexicana; ellos nos llenaron de huapangos, rancheras, corridos y cantantes como Tony Aguilar, Demetrio González, Cuco Sánchez, Luis Aguilar, Lola Beltrán, Miguel Aceves Mejía, Amalia Mendoza, José Alfredo Jiménez, Pedro Vargas, Lucha Reyes, Rosita Quintana, Flor Silvestre, Rosa de Castilla, Pedro Infante y muchos, pero muchos más. En la radio estaban las rancheras, en el cine las rancheras y fue de esa manera como los mexicanos nos convirtieron en el país, fuera de México, que más oye canciones mexicanas en el mundo, el país, fuera de México, que más composiciones con estilo mexi¬cano tiene en el mundo y en el país, fuera de México, que más intérpretes de canciones rancheras tiene en el mundo; incluso hay gente colombiana que cuando hoy en día cantan Darío Gómez, El Charrito Negro o Luis Alberto Posada, creen que están escuchando música colombiana, cuando sólo se trata de música mexicana al estilo antioqueño o colombiano. En los años cincuenta y sesenta, el cine mexicano era tan po¬pular que en el Teatro Mariscal del barrio Belén, los lunes presen¬taban un doblete de ese cine; la entrada era a treinta y cincuenta centavos y en la cartelera podían aparecer cintas como: El águi¬la negra con Fernando Casanova, El Rayo con Tony Aguilar, Allá en el rancho grande con Tito Guizar,Juan Churras¬queado con Jorge Negrete, Guitarras de media noche con Miguel Aceves Mejía y muchas, pero muchas más películas mexicanas. El campesino nuestro pronto comprendió que él también po¬día hacer sus propias rancheras y corridos; entonces se dio a la tarea de hacer canciones mexicanas. Fue precisamente cuandoaparecieron duetos, tríos y solistas campesinos nuestros
interpre¬tando canciones rancheras que nadie conocía y que jamás se habían visto en el cine mexicano. Estos campesinos, como dije anteriormente, a causa de la violencia llegaron a la ciudad y muchos traían cargas de rancheras y corridos compuestos por ellos en la profundidad de la montaña, en el cafetal o en las horas de merecido descanso. Los explotado¬res de la ciudad recibieron estas canciones, se las grabaron, las vendieron, por ellas recibieron mucho dinero y a los autores campesinos nunca les pagaron nada o en el mejor de los casos, les pagaron lo mínimo. En ese mismo tiempo algunas emisoras comenzaron a impul¬sar la música mexicana al estilo antioqueño; y acompañadas de los mensajes a los campesinos en las veredas emitían las canciones de Los Relicarios, los Hermanos Palacio, Los Trovadores de la Vega, los Hermanos Valencia, Los Cuyitos, Los Dominicanos y todo lo que fuera de ese estilo, hasta llegar a la situación actual donde hay una emisora que se llama Guasca Stéreo y otra como Radio Paisa que casi todo el día emiten música campesina y guasca. Según el compositor y poeta Darío Montoya, la emisora que más promocionó la música que gustaba y gusta a nuestros campesinos fue la inolvidable Voz de las Américas, fundada el 6 de enero de 1946 por el señor José Nicholls Vallejo quien fue el que le dio más empuje a la música campesina y montañera a través de su programa famoso llamado Guasquilandia, transmitido de lunes a viernes de 10 a 12 del día y que tenía como cortina el corrido que inter¬pretaban Las Palomas titulado Ojitos verdes; este programa era patrocinado por Laboratorios Galia que producían la cotizada Cre¬ma Linda. Fueron muy promovidos a todos los niveles, después pasaron a actúan en radio, teatros y televisión, recorren todo el país sólo con canciones al estilo mexicano y entre ellos están Darío Gómez, El Charrito Negro, Luis Alberto Posada y otros. Así pues, que éstos son algunos de los solistas, duetos y tríos que de 1950 a 1980 hicieron la historia de la música campesina, guasca y montañera de nuestro departamento (Antioquia, Colombia).¡Que viva la música guasca y campesina!